Cómo conseguir una educación apasionante
Author: Gil
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Cuando tenía 16 años, en el colegio público en el que estaba estudiando me quedé perplejo, el primer día de clase del nuevo curso. La profesora, al iniciar la asignatura nos dijo que ese año la asignatura no se iba a llamar Ciencias Naturales, sino “aprender a ligar”.
Nos quedamos con la boca abierta, y una expresión entre soñadora y asombrada asomó a nuestros ojos. El silencio se hizo ensordecedor. No se oía ni el vuelo de una mosca. Toda nuestra atención dejó de estar pendiente de los miles de entretenimientos con los que solíamos matar el aburrimiento que preveíamos sería esa clase.
No nos lo podíamos creer, pero el entusiasmo pareció aflorar en los cuerpos y emergió una tensión que hizo que prácticamente todos los chicos y chicas del aula se volcaran en una atención inusitada hacia esta nueva profesora. Había captado completamente nuestra curiosidad al conectar con uno de nuestros intereses fundamentales a los 15 años: cómo relacionarnos afectivamente con quienes nos empezaban a gustar y a quienes solo sabíamos hacerles “señales” tirándoles del pelo, empujándoles o haciendo “idioteces”, entre el ridículo, la vergüenza y la sorpresa. Y era un momento en que esto comenzaba a ocupar la mayor parte de nuestro tiempo y de nuestros afanes.
Trabajo por proyectos
Nos explicó que se trataba de un “Proyecto de trabajo” conjunto con la profesora de Lengua, el de Educación Física (entonces le llamábamos “gimnasia”) y el de Dibujo (ahora sería de Expresión Plástica). Nos sorprendió aún más, porque por primera vez creo que fuimos conscientes de que varios “profes” se habían puesto de acuerdo para trabajar conjunta y coordinadamente. Al menos, lo explicitaban. Incluso nos fuimos dando cuenta, a medida que transcurría el curso, de que empezaban a utilizar términos educativos similares, o a actuar en clase de forma bastante parecida.
En aquella época yo no sabía lo que era “trabajar por proyectos” ciertamente, pero lo que sí recuerdo es cómo nos volcamos en ese “proyecto”. Claro que construimos conocimiento científico en Naturales y dimos anatomía del cuerpo humano masculino y femenino y biología y mucho más, pero a partir de aquellas que empezaban a ser nuestras preguntas fundamentales en el descubrimiento de nuestro cuerpo y de nuestras hormonas y a las que casi nadie nos respondía. Claro que dimos Lengua y Literatura y análisis morfológico y sintáctico, pero para escribir poesía en clase de lengua, de cara a expresar nuestros sentimientos a la persona amada, a partir de las poesías de Pablo Neruda, Miguel Hernández o Mario Benedetti, que fue el autor que me apasionó y muchas de cuyas poesías memoricé y aún recuerdo.
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