Para tratar de dar una respuesta a dicho planteamiento se realizó la siguiente experiencia:

Durante un año (2019) se realizaron 5 sesiones de trabajo: 4 en España y una en Colombia. En cada una de las sesiones realizadas en España participaba únicamente profesorado de una universidad concreta, mientras que en la realizada en Colombia participó profesorado de distintas universidades latinoamericanas.

 Cada sesión se corresponde con un curso impartido sobre la metodología activa “Aula Invertida”. En cada uno de ellos se realizaron tres preguntas abiertas:

• ¿Qué características presenta el alumnado inactivo?
• ¿Qué impacto tiene en el aprendizaje la inactividad del alumnado?
• ¿Qué indicadores servirían para medir el éxito de una metodología activa?

Si las respuestas coincidiesen, sería evidente que el profesorado de distintas universidades tiene una visión común de un problema, del impacto del mismo en el sector educativo y de los indicadores que servirían para medir la solución al problema.

Si no existiera coincidencia se pondría de manifiesto que cada universidad y país tienen una visión distinta de la problemática y, por consiguiente, de las soluciones.

¿Qué ocurrió?

Tanto en el video como en el artículo tienen la respuesta, aunque les adelanto que existió una gran convergencia entre las respuestas dadas.

¿Y esto es importante?

Mucho, ya que es un primer paso para demostrar que compartimos un mismo modelo educativo, con una problemática similar y con soluciones comunes. Dicho de otra forma, podemos pensar la innovación educativa en global y aplicarla en local.

Enlaces

• Video (6′ y 40″)
• Artículo