October 26, 2024

Cuestión de perspectiva

Author: Jordi Martí
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¿Cuál es una buena decisión educativa? ¿Qué valor tiene el usar una determinada metodología u otra en el aula? ¿Qué sentido tiene lo que se hace en una asignatura u otra? ¿Cuál es la importancia de cada uno de los posicionamientos que, tanto docentes como otros miembros de la comunidad educativa, presentan frente a determinadas decisiones? ¿Es lógico pensar que solo hay una solución viable para mejorar la educación o hay tantas como ojos analicen el estado de la cuestión? ¿Hasta qué punto lo que dice alguien tiene más o menos valor? ¿Quién le otorga ese valor? ¿Los que comparten sus opiniones? ¿Los que las critican? ¿Los que aman u odian al personaje que las vierte? Lamento informaros que, por desgracia, en educación, al igual que en cualquier otro ámbito vital, todo es cuestión de la perspectiva y desde donde se tome la foto, quién la tome o el tipo de análisis que se realice.

Incluso la RAE tiene una acepción para la perspectiva, considerándola “una apariencia o representación engañosa o falaz de las cosas”. Y, por eso, a la hora de proponer y aplicar determinadas cuestiones en educación debemos, aunque sea mucho más complejo, realizar un análisis sistémico tomando fotografías desde diferentes ópticas. No me vale solo la opinión de un docente de una determinada asignatura que, en ocasiones, no sabe ver más allá de la misma. No me vale solo la opinión del que intenta opinar desde todo el sistema sin tener en cuenta la casuística concreta de cada una de las piezas (léase por ejemplo asignaturas) que conforman el sistema. Se debe fotografiar lo individual y lo global. Establecer fotógrafos con buenas cámaras que, a lo largo de un período concreto, realicen una toma de imágenes, a ser posible con la misma cámara y que, esas fotografías sean analizadas por parte de un equipo técnico que diseñe y establezca cómo puede mejorar lo que muestran la mayoría de ellas. Quedarse solo en una imagen o un detalle hace que erremos en el objetivo final.

Es muy cómodo contratar a un fotógrafo, decirle qué queremos que muestre y que el mismo saque la fotografía más artística posible. Incluso en las bodas se exige al mismo que saque lo más favorecidos posibles a los novios. Una fotografía que no representa realmente a ninguno de los contrayentes. Una imagen puntual, en un contexto lo más paradisiaco posible, en el que se excluye todo lo que subyace tras la misma (cuando se conocieron, qué gustos tienen en común, en qué discrepan, por qué se casan, etc.). Una bonita fotografía para guardar o colgar en algún lugar del domicilio pero que, si uno la ve, no le dice nada pasados los años más allá de ver a una pareja sonriente. Lo mismo en educación. Una foto descontextualizada y sin más puntos de vista que los de un solo fotógrafo, no debería llevar a tomar ningún tipo de decisión.

Es mucho más cómodo decir a alguien que haga una fotografía con su móvil de última generación y, basándose en lo anterior, proceder a tomar determinadas decisiones educativas. El problema es que, más allá de esa fotografía, en la que tiene muchísimo que ver el punto de vista del que la hace y su capacidad técnica, hay muchos rincones que no van a salir en la misma. Y quizás, a lo mejor el que hace la foto incide en esos rincones pequeños y no ve más allá de esos.

Tomar decisiones en educación no debería ser cuestión de perspectiva ni de “individualidades” (o pequeñas asociaciones o grupos de presión). Tomar decisiones debería basarse en mucho trabajo previo de toma de imágenes, pulsión del sistema, análisis exhaustivo de todas las situaciones que pueden darse y, al final, decidir qué hacer. Aún teniendo miles de fotografías y diseñando con tiempo la mejora del sistema educativo, podemos equivocarnos en la toma de decisiones. Eso sí, imaginaos si solo tenemos una fotografía y tomamos las decisiones con prisas…

Por cierto, ¿alguien sabría decirme por qué la bicicleta está tirada en el suelo en la imagen que acompaña a este post? Cualquier opinión puede acercarse más o menos a la realidad pero, sin tener más datos (o imágenes previas de la situación desde diferentes perspectivas) es imposible hacer nada más que una suposición. Incluso se puede montar una historia ficticia, más o menos bien elaborada, sobre ello. A mí, personalmente, me faltan datos para hacer nada más que fabular o suponer.

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