Partiendo de parámetros de la OCDE, ¿no fue México demasiado lejos en materia de corrupción y desigualdad? Por ejemplo, apenas se aprobó una reforma laboral que garantiza el derecho básico de la democracia sindical.
En la OCDE no podemos sino darle la bienvenida y promover que haya apertura y democracia sindical. Pero, por otro lado, también decimos que debe haber costos razonables para la separación del empleo por razones económicas. Esto quiere decir que, en muchas ocasiones, por cambio de tecnologías, de productos, de líneas de productos, etcétera, o simplemente porque cambia el giro de una empresa, tiene que haber separación de los trabajadores cuando no es posible hacer un reentrenamiento, o cuando hay problemas de comportamiento, rendimiento, productividad, o problemas de mala conducta.
En el pasado, esto era muy caro; entonces, lo que se logró con algunas de las reformas en años anteriores, fue equilibrar los derechos de los trabajadores con la flexibilidad, para que los empresarios pudiesen tener más apetito para crear empleos. ¿Por qué? Porque si uno ve nada más el interés de los trabajadores, paradójicamente podemos estar creando una barrera a la creación de nuevos empleos. Si tienes tanta protección [al grado] que nadie te puede tocar una vez que te dan el empleo, el empresario se va a cuidar mucho de no crear un solo puesto de trabajo.
En cambio, si hay flexibilidad, dependiendo de cómo le vaya a la empresa, el empleador podrá decir: “Me la juego… y si no funciona, pues ni modo; te doy tu liquidación y se acabó”.
Estamos en un país en el que 60% de los trabajadores son informales; tenemos que preocuparnos de que ese 60% tenga la mínima protección. Pero también de que el otro 40%, que está típicamente sindicalizado o tiene mayores garantías, esté en un esquema laboral con suficiente flexibilidad para que se creen más empleos en el sector formal e ir reduciendo la informalidad poco a poco…. como Pacman, irle ganando terreno a la informalidad.
El gobierno plantea que el Plan Nacional de Desarrollo esta vez no responde a los dictados de los organismos financieros y que es un rompimiento con el modelo neoliberal…
En primer lugar, yo no sé en qué consiste el modelo neoliberal…
Usted trabajó en el gobierno del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
No. Yo trabajé, durante 35 años, en el gobierno de México, y me tocaron gobiernos de todo tipo y, además, tengo 13 años al frente de la OCDE, que tiene 36 países miembro, y hay todo tipo de ideologías en esos países. Trabajamos con todos ellos.
Estoy perfectamente claro respecto de la variedad ideológica que existe en el mundo entero, porque la vivo todos los días y, al mismo tiempo, conozco las consecuencias en materia de las políticas públicas y cómo se aplican. Pero, te puedo decir una cosa: no hay un sólo modelo [que sea] químicamente puro, ninguno, en ningún país.
Hay ciertas reglas básicas: todo mundo está buscando la estabilidad financiera, evitar mayor endeudamiento y, al mismo tiempo, la agudización de la pobreza y las desigualdades; y todo mundo quiere tener el mayor nivel de empleo y entrenada su fuerza de trabajo para que no sea vulnerable al desplazamiento por la tecnología.
Entonces, ¿qué pasa? Que algunos de estos [propósitos] no suman. ¿Por qué? Porque, en muchos casos, quieres bajar los impuestos, pero, al mismo tiempo, quieres aumentar el gasto público para mejorar la salud, la educación…
Éste es un mundo de equilibrios; todos los días hay que estar haciendo equilibrios.
¿Es optimista o pesimista con lo que estamos empezando en México? ¿o neutral?
Por naturaleza, no soy ni optimista ni pesimista, soy activista. Creo que podemos transformar la realidad y lograr lo que uno se propone, con buenas políticas públicas y con perseverancia, con claridad del diseño y tomando en cuenta las restricciones que existen.
|