April 23, 2024

Educación para la competitividad

Author: Gil
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Santander tiene que mostrar su espíritu insurrecto para hacerse a un lugar en los mercados globales.

Se vuelve un lugar común decir que la educación es lo que se necesita en este país, pero a los gobernantes se les olvida y cambian la educación por hormigón.

Lo primero que habría que decir es que los indicadores en cobertura de la educación superior aún tienen desafíos. Aún cuando la tasa nacional llegó al 52,8% en 2017 y 25 departamentos están por debajo del promedio nacional, Santander se ufana de estar en un 64,8%. Si me permiten ser autocríticos, “en tierra de ciegos, el tuerto es rey”. Los esfuerzos por lograr coberturas cercanas al cien por ciento deben ser ingentes, sostenidos y convencidos.

Según la Gobernación de Santander, entre 2016 y 2018 se realizó una inversión total de $262.391 millones de pesos en la educación del Departamento, con transferencias de recursos por $60.850 millones para la educación superior. Así mismo, se destinaron $10.329 millones para becas de maestrías y doctorados en Colombia y en el exterior para 69 profesionales. Vamos en el camino correcto pero hay que meterle acelerador.

Y sobre todo debemos entender bien la necesidad de tener un balance entre las vocaciones del departamento y las necesidades puntuales de las regiones. ¿Por qué no proponerse que en Santander tengamos ‘Distritos educativos’?, es decir, enclaves para que en las seis provincias sea atractivo estudiar y formar, y así desarrollar otras economías. Pero necesitamos superar primero algunas taras culturales como que hay que titularse para que nos digan “doctores”.

Necesitamos revalorar la educación técnica y tecnológica, porque allí están varios de los saberes-haceres indispensables para el desarrollo de las regiones. Con egresados de estos programas debemos estimular el emprendimiento para atender necesidades de los sectores económicos fuertes y de los que podrían serlo. ¿Se imaginan un Cenicafé para desarrollar innovación y tecnología, por ejemplo en Socorro (principal productor de café en el departamento) y que alrededor crezcan startups con cooperativas campesinas?

La que se nos viene es la Revolución del Conocimiento, y es ahí donde Santander tiene que mostrar su espíritu insurrecto para hacerse a un lugar en los mercados globales.
Víctor Solano

Consulta la nota original en: Vanguardia.com