December 23, 2024

Educación, ¿para qué? . Conferencia Gustavo Bueno. 20 julio 2012

Author: Juan José Calderón Amador
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Hoy traemos a este espacio esta conferencia de Gustavo Bueno titulada :
Gustavo Bueno, Educación, ¿para qué?.

Gustavo Bueno: «Educación, ¿para qué? Conferencia de clausura del IX Curso de Filosofía (Curso de verano de la Universidad de la Rioja en Santo Domingo de la Calzada), que bajo el título «Educación, ¿para qué? Qué ha sido, qué es y qué será la educación en el siglo XXI», se celebró en Santo Domingo de la Calzada, del lunes 16 al viernes 20 de julio de 2012.


Gustavo Bueno

Gustavo Bueno MartínezBorn in 1924, Gustavo Bueno is a Spanish philosopher still very active publishing books and papers and giving lectures. Considered by the Times of London as “Spain’s top philosopher”, he is the main proponent of the philosophical system known as philosophical materialism. Philosophical materialism excludes any possibility of spiritual life (gods, spirits, souls) without reference to organic life; its ontology and theories of knowledge, however, are not based on mechanical materialism or dualistic historical materialism, but rather on a rich interpretation of the main systems defended by different traditions in the history of philosophy. Philosophical materialism has been applied to numerous other fields in dozens of books, papers and talks by Bueno and others.

La versión impresa de esta conferencia en el portal Nódulo, en la REvista Catobeplas en la sección que escribía Gustavo titulada “Rasguños”

Educación, ¿para qué?

Gustavo Bueno

Conferencia de clausura del IX Curso de Verano de Filosofía en Santo Domingo de la Calzada, viernes 20 de julio de 2012

Educación, ¿para qué?
Introducción
No ocultaré que la formulación del tema de esta conferencia de clausura del IX Curso de Verano de Filosofía en Santo Domingo de la Calzada, 2012, está inspirada en la célebre respuesta que Lenin dio al político socialista español Fernando de los Ríos, cuando éste, en su calidad de miembro de una comisión de partidos socialistas y anarquistas españoles que visitó a las autoridades del recién instaurado régimen que daría comienzo a la Unión Soviética, y tras escuchar las explicaciones del nuevo gobierno revolucionario, preguntó con cierto recelo: «¿Y qué lugar queda en el nuevo sistema para la libertad?». Lenin le respondió: «Libertad, ¿para qué?».
Con esta respuesta Lenin quiso, sin duda, salir al paso de las pretensiones más o menos metafísicas de todos aquellos partidos que inscribían como divisa en sus banderas la palabra «¡Libertad!», cuando quienes las llevaban, y el pueblo hambriento al que decían representar, no necesitaba tanto libertad cuanto pan y trabajo. Es como si la libertad, como objetivo abstracto (nosotros diríamos: lisológico) de la revolución, por sublime que fuese, se apareciese entonces como un objetivo vacío.{*}
I. La pregunta «¿para qué?» como pregunta por los fines de algo (cosa, acción, institución…)
1. Pero «la educación» no es un objetivo menos vacío, cuando es reclamada en abstracto (lisológicamente), sin adjetivación alguna, una y otra vez, por tantos arbitristas políticos, «pensadores» o «intelectuales», orgánicos o inorgánicos, que ponen a la educación como el objetivo clave que permitirá llevar a una sociedad a la cima de la Justicia y del Bienestar: «Tenemos fe en la educación como medio principal, necesario y suficiente, para asegurar el futuro de nuestros hijos». «El progreso del Estado depende de la proporción del PIB que destine a la educación: incrementaremos esta proporción desde el 5% hasta el 10%, desde el 20% hasta el 50%». «La educación pública y gratuita es la mejor inversión política,» &c.
2. Y es en el momento en el que tenemos en cuenta esta exaltación lisológica sublime de la educación sin adjetivos, de la educación tomada en absoluto, o incluso acaso con alguna determinación redundante («educación de calidad», pongamos por caso), cuando formulamos la pregunta: «Educación, ¿para qué?».
Pues sólo si sobreentendemos qué clase morfológica de educación (distinta y aún opuesta a otras) exaltamos y, por tanto, qué otras clases morfológicas de educación rechazamos –o, al menos, relegamos a rangos más bajos–, podemos tomar la educación sin adjetivos como la más segura garantía de los programas políticos progresistas. Es cierto que una gran cantidad de padres de familias iletradas darán por sobreentendidos los contenidos de la educación, y responderán apresuradamente, con ingenua petición de principio, a la pregunta que les asombra por su aparente estupidez: «¿para qué la educación?», con una evidente respuesta: «Para que nuestros hijos estén educados cuando sean adultos.»
Pero como hay muchas maneras de encauzar o dirigir esta educación, ¿por qué no nos apresuramos a especificar de inmediato la educación que, en abstracto, exaltamos en nuestros programas políticos? (…)

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 Fuente: [ youtube fundación gustavo bueno, nódulo ]