En el momento actual en el que nos encontramos, después de que la sociedad haya tenido y esté teniendo que enfrentarse a las medidas adoptadas por la Administración para la protección, no solo del sistema sanitario sino de las personas en su conjunto, como consecuencia del impacto que la COVID-19 ha tenido, resulta necesario remarcar el hecho de que el núcleo principal que ha sustentado la mejora de la situación y, por lo tanto, que está consiguiendo ofrecer una seguridad a su entorno más cercano y a la sociedad en su conjunto han sido las familias. En ellas han encontrado la infancia, las personas mayores, las de riesgo y toda la sociedad, en general, el lugar seguro y de confianza que durante estos meses tanto se ha necesitado, evitando la quiebra, no solo a nivel emocional, sino a nivel educativo o económico de todo su sistema de vida.

Es por ello que resulta necesario plantear la posibilidad de que esas familias  puedan optar por una flexibilidad educativa, pudiendo elegir entre la educación presencial o educación “on line” o a distancia, tal y como se está realizando en la actualidad, pero no de forma coyuntural como consecuencia de la crisis sanitaria actual, sino de forma estructural, dotando al sistema educativo de los mecanismos necesarios para que las familias puedan optar por el modelo de escolarización que les resulte más adecuado a sus características, entorno, medios y necesidades. El núcleo familiar ha demostrado, más que eficientemente, que es capaz de hacerse cargo de las situaciones más complejas y gestionarlas con la ayuda facilitada, como no puede ser de otra forma, por los servidores públicos. Es decir, por la Administración.

En ese sentido se ha presentado un documento ante la Comisión Sectorial de Educación para que, en aras del derecho de petición, se escuche y se atienda una propuesta de Flexibilidad Educativa que haga que ese esfuerzo realizado por las familias pueda seguir desarrollándose de la mano de las nuevas tecnologías y de una Administración Educativa que tenga una mirada más dirigida a las necesidades familiares e individuales de los menores que a las necesidades del propio sistema.

Es por ello que el documento se ha planteado basándose en cinco puntos transversales:

  • El mantenimiento de las medidas ya implementadas por la Administración para conseguir la digitalización del sistema educativo, modernización del currículo y personalización de la educación para que ningún talento se pierda, y reducir así el abandono escolar, otorgando al núcleo familiar el respeto y la confianza que hasta ahora se le estaban negando como lugar de aprendizaje.
  • La adopción de las propuestas indicadas en el propio seno del Consejo Escolar de Estado encaminadas a plantear un cambio en el sistema educativo que sea más acorde con la sociedad en la que actualmente nos desarrollamos amparado en un entorno digital.
  • Solicitar el cumplimiento de lo establecido en el citado Convenio Europeo de Derechos Humanos “A nadie se le puede negar el derecho a la educación. El Estado, en el ejercicio de las funciones que asuma en el campo de la educación y de la enseñanza, respetará el derecho de los padres a asegurar esta educación y esta enseñanza conforme a sus convicciones religiosas y filosóficas” pudiendo, por lo tanto, los padres satisfacer la obligatoriedad de la enseñanza conforme a los criterios sociales y estructurantes que la propia escuela ofrece, pero facilitando la decisión de los padres para optar por un modelo presencial o no presencial de la misma.
  • Utilizar esta crisis como medio válido de identificación de las necesidades en materia educativa con el fin de conseguir con un currículo más centrado en competencias, aportando destrezas tanto cognitivas como emocionales, autodisciplina, responsabilidad y valor añadido.
  • Y, sobre todo, sin descuidar las implicaciones psicológicas que los menores han sufrido como consecuencia del confinamiento y las que pueden sufrir en atención a la vuelta a las aulas en esta situación y condiciones.

Por todo ello, te animamos a unirte a nuestra propuesta, porque si la familia ha sido lo que ha convertido a esta sociedad en más fuerte y ha contribuido de forma decisiva a revertir la situación, es imposible que no sea el lugar más adecuado para decidir la forma en que los niños puedan llevar a cabo su educación.