Mireia Civís: “En un contexto complejo, aprender a dar respuestas simples, es un error”
Author: Tiching
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Entrevistamos a Mireia Civís, maestra, pedagoga y miembro del Grupo de Investigación PSITIC, para hablar sobre redes socioeducativas. ¡Toma nota!¿Qué son las redes socioeducativas?
En el grupo de investigación en el que trabajo, PSITIC (Pedagogía, Sociedad e Innovación con el apoyo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación), entendemos las redes socioeducativas como unas estructuras organizativas donde los diferentes agentes educativos de un entorno, de una comunidad o de un territorio se ponen en contacto y trabajan de manera conjunta para poder dar respuesta a los retos que tienen que ver con el éxito escolar, con la cohesión social o con la mejora del ocio saludable de los jóvenes del territorio.
¿Qué caracteriza estas redes socioeducativas?
Acostumbran a ser redes muy vinculadas a un territorio, a un barrio, a una población, a una comunidad… También son redes sostenibles, es decir, que van dando respuesta en el tiempo a los retos que se plantean; redes orientadas a la acción no solo para sentarnos y hablar de cómo tendrían que ser las cosas, sino redes que generan un cambio respecto a los objetivos que nos planteamos.
¿Se pueden confundir con otro tipo de redes?
Sí, es cierto que a veces la gente habla de redes educativas y no son redes en las que colaboren todos los agentes de un territorio, sino que son redes en las que se agrupan, por ejemplo, los maestros de una serie de escuelas, redes orientadas a la mejora profesional… Esto no sería lo que se entiende como red socioeducativa, pero creo que es un modelo de redes que, poco a poco, se convierten en redes más puras, más interdisciplinarias y que también pueden ser válidas.
¿Por qué es tan importante el trabajo en red en la educación?
Somos conscientes que, hoy en día, vivimos en una sociedad compleja, líquida, que está globalizada y con retos multivariables. Entonces, en un contexto complejo, aprender a dar respuestas simples, es un error. Por lo tanto, la educación que es una tarea social que se ubica en este contexto, también tiene que saber dar respuestas complejas. Si los retos o los problemas son complejos, las respuestas nunca pueden ser simples.
¿Y las redes socioeducativas pueden ayudar a dar respuesta?
Sí. Pienso que el trabajo en red facilita este tipo de respuesta compleja porque pone en juego muchas variables, muchos agentes, muchos participantes, personas, entidades, organizaciones y, por lo tanto puede articular respuestas que desde una posición sola, la del maestro, el trabajador social o el psicólogo solo, no se puede dar. Así pues, el trabajo en red permite un abordaje de los retos, de las necesidades socioeducativas lo más real posible porque la realidad es multivariable y compleja.
¿Qué agentes educativos pueden participar en las redes socioeducativas?
Yo diría que todos, es decir, es importante entender que muchos de nosotros hacemos tareas educativas. Evidentemente, están los profesionales del ámbito más formal -los maestros, los profesores, las personas que trabajan en una escuela, instituto, universidad…- pero también tenemos profesionales del ámbito no formal -el mundo del ocio, la animación sociocultural, el deporte, la cultura…- y la educación informal -los medios de comunicación, la literatura, la policía, el mercado municipal…-. Dentro de este universo educativo está la educación formal con la intención más propiamente educativa y muy regulada; la educación no formal con intención educativa no tan regulada y la informal donde la educación no es la principal finalidad pero, finalmente, también acaba educando.
Entonces, todos podemos formar parte de estas redes socioeducativas.
En la medida que todos queramos, podamos o tengamos consciencia de nuestra corresponsabilidad en educación, tiene sentido que podamos formar parte de estas redes. En función de lo que quieras ir respondiendo, será más fácil integrar a unos u otros actores. En la actualidad, la policía municipal participa en muchas redes educativas, también psicólogos, maestros, pediatras…
¿Cómo podemos construir estas redes de trabajo?
Dando espacios para que puedan suceder. A veces nuestro rol profesional como maestros, trabajadores sociales, educadores… no contemplan que haya unos espacios de encuentro con otros profesionales. Si pensamos en el maestro, dentro de sus seis, siete u ocho horas laborales, no está previsto que tenga unos momentos para desplazarse y ponerse en contacto con otros agentes, sino que su horario está muy enfocado a un grupo-clase, a la didáctica, a la programación, a desarrollar el día a día.
Por tanto, para que se pueda dar el trabajo en red hace falta que los futuros profesionales permitan, planteen y entiendan que el trabajo en red quiere decir encontrar espacios para que nos sentemos juntos con personas diferentes.
¿Es necesario tener en cuenta algún otro factor?
Otro elemento que es importante, es generar confianza. En el momento que yo veo en el otro un competidor, una posible intrusión profesional, este trabajo en red se dificulta. En cambio, en el momento que yo entiendo que estamos para complementarnos y que hay confianza, eso facilita que nos atrevamos a mucho más, a relacionarnos.
También son necesarios los buenos liderazgos, en cualquier nivel, desde políticas educativas hasta personas que puedan liderar estas redes. El tipo de liderazgo tiene ser poco jerárquico, mucho más distribuido, participativa, relacional…
¿En qué principios se basan las redes socioeducativas?
En el principio de corresponsabilidad, los diferentes agentes que forman parte de la red, sea una persona del mundo del comercio, de la policía municipal, del mundo cultural o del escolar, siente que hay una responsabilidad compartida respecto a eso que nos planteamos.
La colaboración es otro de los elementos fundamentales de las redes, es decir, que nuestra relación sea de colaboración y dé respuesta a un reto compartido. La proximidad, son redes que responden a retos que tenemos cerca, que los entendemos, que no nos vienen dados, que hay una necesidad concreta a la cual tenemos de dar respuesta.
¿Alguna más?
La horizontalidad, la relación ha de ser horizontal tanto como sea posible. La transversalidad, trabajamos conjuntamente para unos objetivos comunes. La educación tiene que atravesar todos los campos de acción. También hablamos de proactividad, es decir, las redes se tienen que construir, no solo porque haya habido algún problema, sino porque sea sostenible. Por tanto, se tiene que ser proactivo para saber cuáles serán los siguientes pasos, qué planificación tengo a medio o largo plazo…
¿Hay alguna herramienta para ayudar a formar estas redes socioeducativas?
Sí, en el grupo de investigación validamos un instrumento para poder analizar y acompañar las redes educativas. Este instrumento ha ido evolucionando con los años y actualmente hablamos de NetEdu Project. Este es un proyecto que pretende poner en red a diferentes agentes educativos y darles una herramienta para poder evaluar cómo están funcionando ellos como red.
Interesante…
El NetEdu Project tiene concretamente dos herramientas: una que ayuda a las escuelas a ver cómo de capaces son de abrirse y conectarse con el entorno; y otra que ayuda a analizar las redes socioeducativas, cómo estoy y cómo puedo funcionar. Como grupo de investigación esta herramienta nos ha ayudado a sistematizar todos estos principios que acompañan a las redes.
¿Esta manera de trabajar influye en la equidad y en la calidad educativa? ¿Por qué?
En educación nos tenemos que plantear siempre estos dos polos complementarios y necesarios. Yo creo que sí, que la red, justamente, es más garante de dar estas dos respuestas. Por un lado, porque defendemos que el trabajo en red tiene sentido porque responde más y mejor a los retos educativos y por tanto, a la calidad. Trabajamos conjuntamente porque creemos que lo podremos hacer mejor. A la vez, detrás de esta calidad pienso que hay una base ética que garantiza la equidad. I ciertamente, trabajar en red quiere decir trabajar con gente muy diversa y de manera que es mucho más fácil que se pueda atender a la diversidad.
No es lo mismo abordar un reto de forma individual que con diferentes profesionales de distintos perfiles…
La mirada que puede aportar el psicólogo, el trabajador social, el maestro o el pediatra seguramente nos garantizará que no nos olvidamos de la población vulnerable por ser recién llegado, por NEE, por trastorno de conducta… Es decir, el hecho que muchos perfiles se reúnan garantizan que cada uno velará y no se olvidará del sesgo que podríamos tener si solo nos posicionamos individualmente. Aún así, creo que tenemos que poner un foco especial en la equidad, porque es verdad que es la que, a veces, puede quedar perjudicada a pesar que yo entiendo que las redes pueden dar más garantías.
¿Por qué hay tantas reticencias de abrir la escuela?
Yo creo que en la escuela ha habido diferentes etapas pero ahora mismo está un poco colapsada y lo podemos ver con todas las presiones que está viviendo en la situación actual del Covid-19: que si la escuela da muchos deberes y los padres no damos abasto, que si la escuela da pocos deberes y los padres no tienen a los niños ocupados, que si da deberes pero los hijos no pueden ser autónomos para hacerla… De alguna manera, yo creo que la escuela, a veces, vive con tal sensación de exigencia, presión y crítica que adopta una postura de defensa.
La escuela, también, tiene reticencia a abrirse porque venimos de una cultura profesional muy estanca y poco interconectada.
Por tanto, yo creo que hay un tema de autodefensa y un tema de desconocimiento de las oportunidades que tenemos afuera.
¿Pero no se observa ningún cambio?
Sí, yo creo que se van produciendo cambios. Ha habido movimientos que han puesto en red a las escuelas como Escola Nova 21, Escuelas para el cambio, la red de competencias básicas… Todos estos movimientos hacen que la escuela se plantee abrirse a otras escuelas y agentes.
Para conseguir todo esto, qué capacidades y competencias se han de desarrollar?
Es clave el trabajo en equipo, la cooperación, la colaboración, el reconocimiento de la interdependencia y la confianza relacional.
¿El ApS podría ser un ejemplo de trabajo en red?
Yo diría que el ApS está muy alineado, aunque esta metodología tiene una relación entre dos agentes: una escuela, instituto o una universidad que colabora con una institución como puede ser una casal de abuelos, una prisión…
¿Nos podría poner algún ejemplo de red socioeducativa?
Un ejemplo de trabajo en red podría ser un proyecto de ciudad o proyectos educativos de barrio, redes educativas locales… Todos estos son proyectos que ponen a diferentes agentes del territorio a trabajar para un mismo objetivo, hay como más diversidad.
Hay una experiencia en un barrio de Barcelona llamado Interxarxes que lo que hacen es reunirse todos los profesionales del ámbito educativa que inciden en los jóvenes en situación de riesgo y salud mental y cada vez hablan sobre uno de estos casos para ver entre todos qué abordaje se está haciendo. Es una red que se llama de construcción del caso.
El trabajo en red requiere, como bien ha dicho usted, la colaboración de muchos profesionales que están en contacto con niños y jóvenes. ¿Cómo se asume a nivel de recursos económicos?
Uno de los problemas del trabajo en red es que tiene una gran dosis de voluntariedad, en la cual los profesionales se reúnen fuera de su horario laboral. Y eso no es sostenible. Por tanto, creo que económicamente se tendría que sustentar contemplando que en las tareas de estos profesionales haya unas horas, que pueden ser solo dos horas a la semana, para encontrarse y permitir llevar a acabo estas tareas. Todo esto requiere un cambio en la organización dentro del centro educativo, de forma que se puedan liberar horas para esta función, entendiendo que aporta unos beneficios.
¿Es factible?
Interxarxes llevó a cabo un estudio de coste-beneficio que avala que con el trabajo en red, aunque de entrada se ve esta dificultad económica y de coordinación, finalmente tiene unos beneficios porque también genera un bienestar en los profesionales que se sienten más acompañados. Por tanto tiene que haber una apuesta organizativa y, seguramente, una apuesta de recursos económicos. Aunque no se trata de un tema de más inversión sino de mejor gestión dentro de las organizaciones, de optimizar los recursos que tenemos. Por eso los liderazgos son tan importantes.
¿Qué retos educativos cree que se deben conseguir de cara al año 2030?
Uno de los retos sería que fuéramos capaces de entender la educación como un ecosistema en el que intervienen muchos agentes y en el que tenemos que alimentar esas relaciones para trabajar vinculados. Mucha veces en educación o en reformas educativas hemos puesto el acento en encontrar herramientas, estrategias, metodologías, didácticas, leyes… y nos olvidamos de algo tan esencial como es el componente relacional.
En definitiva, creo que en 2030 tendríamos que conseguir que el trabajo en red en educación progrese y que la red de corresponsabilidad educativa sea real, que la gestión de la educación sea como un ecosistema en el que intervienen diferentes agentes y que se vaya sistematizando y haciendo realidad.
Pienso que si lo logramos, tendremos mejores resultados.
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