Rodrigo Juan García: “La innovación no se hace heroicamente, se hace colectivamente”
Author: Tiching
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Entrevistamos a Rodrigo Juan García, doctor en Ciencias de la Educación, técnico de la Administración Educativa y redactor y autor del Blog ‘Escuelas en red’ en el periódico ‘El País’, para hablar sobre innovación educativa.En la era de la comunicación, ¿están los docentes conectados entre ellos?
Sí cuantitativamente, pero no cualitativamente. Es indudable que contamos, más que nunca, con herramientas que hacen posible ese contacto y es verdad que las redes sociales, los portales, los blogs, animan a la participación, la conexión y la asisten. Promueven la mejora profesional pero, a veces, en aspectos superficiales. Esto siempre es por iniciativa de los profesionales, no de las administraciones o de las instituciones.
¿A qué se refiere con que los docentes no están conectado cualitativamente?
En la red existe un discurso muy superficial, a veces egoísta, a veces impuesto por determinados intereses. Existen muchas formas de enlazarse pero la conexión entre los docentes en la era digital no es especialmente profunda.
¿Los docentes se sienten solos en las aulas, en este contexto?
Por una parte, existe una soledad evidente o agudizada en algunos casos. Además cuando un docente quiere innovar, quiere hacer algo diferente a lo habitual, a menudo se encuentra con una realidad, a nivel de institución o administración, y es que no lo acompaña. En estos casos solemos coger un berrinche y encerrarnos en nuestra aula para hacer la nuestra. Esta actitud no suele ser la solución para nada: ni para llevar a cabo cambios significativos ni para dejar de sentirse solo.
¿Se puede innovar desde la soledad del aula?
Ni se puede ni se debe.
Sin colaboración, sin colectividad no se puede innovar. No se puede sembrar un campo que no está abonado. O sí se puede, pero no podemos esperar mucho de ello. Si lo que hacemos o lo que proponemos no tiene posibilidad de continuación sin la persona que lo ha puesto en marcha, es un cambio que no perdurará en el tiempo.
Los contenidos del blog que coordinas son un gran ejemplo de como compartir experiencias y entrelazar docentes. ¿Qué valor tiene compartir todo esto?
Las tecnologías nos permiten compartir un montón de contenido que sale de los esquemas establecidos por lo institucional y poner en juego estas ideas y valores. Compartir conocimientos y reflexiones en las redes o en un blog tiene un valor referencial. El blog que yo coordino se alimenta de voces que llevan a cabo prácticas innovadoras y esto es importante destacarlo. La innovación se hace, no se teoriza. O dicho de otra forma, la puedes teorizar, pero lo que vale es la práctica.
¿En qué se diferencian las prácticas innovadoras, como las que comparte en su blog, con las teorías sobre la innovación educativa?
Compartir contenido de personas que trabajan su día a día en un centro escolar es muy enriquecedor porque lo que explican son experiencias que tienen que ver con el currículum que asemejan centros, y los lectores se pueden ver reflejados. También está el tema de la evaluación, y es que estos profesionales la entienden, no como un ajuste estándar sino como una revisión de “qué estoy haciendo” y el porqué lo estoy haciendo.
¿Y todas las experiencias que se comparten son replicables? ¿Qué consideraciones deben tener los docentes?
Las experiencias que se comparten, no siempre sirven al lector, pero sí que les transmite un valor de referencia. En primer lugar, hay que ver si es viable llevar la práctica en el centro en el que el docente trabaja. Esto no siempre es posible porque los centros tienen realidades y contextos muy distintos. También hay que tener en cuenta el currículum sobre el que trabajamos, cómo se organiza y configura el centro, con qué perfiles profesionales cuenta, los perfiles de los alumnos, sobre todo los que tienen necesidades especiales. Leer, en este caso, las experiencias de maestros, sirve para inspirarse y empoderarse.
¿Y se crean sinergias?
A veces se abren posibilidades de contacto entre docentes, esto es bonito de explorar.
A raíz de artículos del blog se han tejido redes entre el autor y los lectores para compartir percepciones. Pero estas sinergias no suelen ser para replicar proyectos. No podemos caer en la repetición de prácticas de unos centros a otros, por lo que hemos comentado: no todos los centros son iguales ni tienen las mismas necesidades.
¿Qué consejos daría a un docente que quiere aplicar innovaciones en el aula?
Para empezar, tener claro que innovar no significa aplicar grandes recursos tecnológicos. Se puede estar perpetuando las mismas prácticas de la escuela tradicional con un libro de papel o con una pantalla. El objetivo siempre debe ser ese salto cualitativo, esa meta diferenciada.
Si considero que en mi centro hay que innovar, lo primero que hay que hacer es crear un equipo de trabajo. Sin duda, este es el primer consejo que daría. La innovación no se hace heroicamente, se hace colectivamente. Cuando pones en común la visión, las frustraciones, los obstáculos, etc., se pueden proponer soluciones.
¿Y en segundo lugar?
Cuando el grupo detecta una insatisfacción, lo ideal es plantear una medida finita, que sea corta en el tiempo y que por lo tanto sea medible y cuantificable. Las medidas deben ser realistas, accesibles y evaluable. Y precisamente, este es otro consejo que daría: que se pueda evaluar. Es necesario reunirse y ver si ha funcionado, ver en qué ha fallado o si ha satisfecho la necesidad o la frustración existente.
Me gustaría añadir un último consejo, pero no por ello menos importante: debemos fomentar el buen rollo en el grupo. El equipo vive en la medida que todos sus integrantes se sienten reconocidos y respetados.
Qué importante es esto de cuidarse y qué poco presente lo tenemos.
Es básico. Cuando alguien se dedica a acusar o a culpar a los demás de todo significa que es una persona muy poco elaborada. Es imprescindible que nos cuidemos entre nosotros, y esto significa tenernos presentes, tenernos respeto, escucharnos y hablarnos claro.
¿La educación es más justa hoy que hace 20 años?
En el año 2000 se produjo un momento de euforia. Se ponían en marcha algunas leyes que venían a abrir la educación a trabajar la inclusión, se hablaba de las oportunidades para todos, la educación obligatoria hasta los 16, etc. Hubo un movimiento muy fuerte de renovación pedagógica. Vivíamos a rescoldo de un boom educativo muy interesante.
Si nos comparamos con ese boom, creo que estamos en un momento muy anémico. Esa vocación optimista para generar una sociedad más justa se ha ido recortando y se ha quedado una función muy utilitarista de formar trabajadores para satisfacer puestos de trabajo. La visión actual es muy torpe y miope. Esto no significa que hayamos retrocedido en todos los campos. Tenemos una educación infantil muy mejorada, una cultura de la participación mucho más elevada y esto es muy importante valorarlo.
¿Qué reto plantea la innovación a día de hoy?
Estamos ausentes de marcos teóricos de referencia. Tenemos un montón de listas de ideas, de consejos, de propuestas, nuevas prácticas de escuela… pero no tenemos consenso en los marcos referenciales sobre lo que es y lo que no es la innovación. Lo que hacemos siempre son ensayos voluntaristas e individuales. La innovación para que tenga calado debe ser colectiva, debe ser un proyecto de grupo.
Si te ha gustado la entrevista a Rodrigo Juan García, no te pierdas la de Javier Bahón: “El aprendizaje cooperativo desarrolla la flexibilidad mental”.