El juego no es solo cosa de niños: los adultos también juegan
Author: Tiching
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¿Por qué el juego deja de estar presente a medida que crecemos? ¿Por qué pasamos del aprender haciendo al aprender estudiando? ¡La profesora Ingrid Mosquera nos invita a NO dejar de jugar nunca y a aprender siempre! ¿Jugamos?Quizás para empezar este post, deberíamos intentar definir lo que es un adulto, algo complicado hoy en día. Personalmente, no tengo muy clara la consideración de un adolescente como adulto a los 18 años, pero lo tomaré como referencia.
Creo que puedo decir, sin miedo a equivocarme, que a muchos adultos les gusta jugar. Podemos poner muchos ejemplos: los videojuegos, los juegos de mesa o los deportes. Actividades como el paintball, los escape rooms, los sudokus, los crucigramas, los puzzles, las maquetas, los vehículos teledirigidos, los drones, los juegos de rol, los juegos de construcción, las cartas, el dominó, el ajedrez o muchas apps de nuestros móviles, nos sirven para entretenernos y, por qué no decirlo, para distraernos y perder el tiempo también.
Todos tenemos personalidades diferentes y nos gusta jugar de distintas maneras, de un modo activo, o más pasivo, solos o acompañados, compartiendo o compitiendo. Pero el juego está ahí. Por supuesto, puede haber adultos a los que no les guste jugar, aunque no apostaría por ello, no querría generalizar, ya que también puede haber jóvenes que no disfruten jugando. En todo caso, al igual que sucedía con la palabra adulto, habría que definir el término jugar. Muchos no clasificarían algunos de los ejemplos de arriba como juegos.
Puede que sea verdad que todos llevamos un niño dentro. Aunque por miedo al ridículo, quizás pocas veces nos atrevemos a sacarlo y dejarlo libre:
En Educación Secundaria, en Formación Profesional, en la Universidad, en Educación de Adultos, en Escuelas de Idiomas, entre otros, también se puede jugar y les gusta. Pienso que hay un punto fundamental que se debe tomar en consideración, tanto para los adultos como para los más pequeños: la necesidad de plantear juegos que permitan diferentes roles para que estudiantes con distintas personalidades y capacidades puedan sentirse cómodos y contribuir de forma activa.
Cabría preguntarse por qué se va dejando de jugar año tras año, desde Infantil hasta Secundaria, Universidad o Formación Profesional. Quizás sean las programaciones o la falta de tiempo, pero es una realidad, al menos eso creo, que según avanzamos en las diferentes etapas educativas, el juego va desapareciendo, y no solo el juego, sino el aprendizaje manipulativo en general, el aprender haciendo deja paso al aprender estudiando. Y no parece la mejor opción. Aunque el cambio no sea sencillo y no dependa, en gran medida, de nosotros, probablemente podamos sembrar pequeñas pinceladas de luz en el entorno académico de nuestros alumnos.
Cuando uno se divierte y se relaja, aprende más y mejor. El juego, la novedad, la innovación, la sorpresa y lo inesperado, despiertan la motivación y les hace permanecer atentos, despertándolos y apartándolos de sus pensamientos:
Podemos dar un paso más, pueden ser ellos los que creen juegos relacionados con su asignatura, ideando las reglas o las recompensas. También se pueden aprovechar las nuevas tecnologías, con herramientas digitales gratuitas como kahoot, socrative, quizlet u otras, para proponer, o que ellos propongan, divertidos cuestionarios o pruebas. Todo ello nos ayudará a promover metodologías activas y actividades manipulativas en las que los alumnos sean los protagonistas.
Algo que siempre debemos tomar en consideración, como con cualquier otra propuesta que realicemos, es la importancia de la observación: ver quién se divierte, quién está aburrido, a quién no le gusta la idea, ver quién no está participando. Y debemos ser capaces de buscar soluciones sobre la marcha y tener preparado siempre un plan b, un plan c y casi todo el abecedario si hace falta.
Jugar puede constituir un aprendizaje muy serio.
¿Jugamos?