Aunque hay algunas personas que piensan que la innovación educativa es para profesorado menor de 45 años, lo cierto es que  no tiene nada que ver con la edad.

El profesorado puede ser joven pero desde el punto de vista de la innovación educativa ser viejoven  (edad joven pero alma vieja). Esto suele ocurrir por varios motivos: Las clases le importan más bien poco o está más preocupado del progreso profesional (cursos de formación, puestos de gestión, publicaciones, etc) que de dar bien sus clases.

El profesorado es viejo cuando pierde la ilusión por formar, cuando no le importa si su alumnado está o no motivado, o si aprende o no aprende, o simplemente cuando ve la docencia como una “carga docente”.

Sin embargo, hay profesorado “viejo” en edad pero con un alma joven (se le denomina joviejo). Este tipo de profesorado, aunque sea “viejo” tiene una serie de características que le definen:

• Inconformista. No se conforma con los actuales resultados de aprendizaje. No acepta ese 30% de abandono escolar, ni que su alumnado esté desmotivado, ni que sus esfuerzos no tengan recompensa en su progreso docente ni en la mejora de su aprendizaje.
• Emprendedor. Siempre busca nuevos caminos, nuevas tecnologías, metodologías y procesos (cualquier cosa que le sirva de herramienta para alcanzar sus objetivos de mejora).
• Vocacional. No le importa no recibir un aumento salarial por sus esfuerzos, ni reconocimiento institucional, ni tan siquiera que le sirva para su progreso profesional. Lo que le importa es su alumnado.

Si usted es de alma docente joven, felicitaciones, usted está siendo artífice del cambio metodológico. Ya lo decía Paulo Coelho: “Que las pequeñas cosas lleven a grandes transformaciones”.