Francisco Mora: “Haga curioso lo que enseña y todos los niños le prestarán atención”
Author: Tiching
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Entrevistamos a Francisco Mora, catedrático de Fisiología Humana en la UCM y catedrático adscrito de Fisiología Molecular y Biofísica en la Universidad de Iowa, para hablar sobre neuroeducación. ¿Te lo vas a perder?¿A qué le llama neuromito? ¿Hay muchos acechando a nuestro alrededor?
Un neuromito es una falsa verdad sobre el cerebro y su funcionamiento. Hay más de 50 neuromitos bien definidos en la literatura. El problema de todo ello es cuando se aplican en la educación. En esto último la neuroeducación debiera jugar un importante papel, eliminándolos.
¿Podría describirnos algunos neuromitos que estén más extendidos en la comunidad educativa?
Sin duda el más universal de todos ellos es aquel que dice que el ser humano solo utiliza el 10% de su cerebro. Falso. Otro es el que hay dos cerebros, derecho e izquierdo, y que hay que instrumentar métodos de enseñanza con los que se pueden potenciar y equilibrar bien las funciones de uno u otro, dado que hay niños que son fundamentalmente derechos o izquierdos. Falso. El cerebro funcional es uno, y ese uno y su funcionamiento encuentra esa unidad en la interacción con el funcionamiento del resto de los órganos del cuerpo y de éste con el medio ambiente que rodea al ser humano y la cultura en la que vive.
¿Qué aporta la neurociencia a la educación?
Enseña el valor del estudio de la emoción y en ella, como primer chispazo, el valor de la curiosidad. Tras ello la atención y con esta última, la adquisición de conocimientos a través de los procesos de aprendizaje y memoria. Y con la clasificación de lo que se aprende adquirir nuevos conocimientos. Precisamente, la Neuroeducación es una nueva visión de la enseñanza basada en los conocimientos acerca de cómo funciona el cerebro. Neuroeducación es hoy todavía un lento andar en el camino hacia una mayor solidez de la enseñanza, alejada de opiniones y metodologías personales.
En su libro habla sobre la neuroarquitectura, ¿qué es?
Neuroarquitectura refiere a la construcción de edificios que más allá del puro diseño arquitectónico funcional y estético, incorpora el estudio de la luz, los sonidos, temperatura, orientaciones de puertas y pasillos y paredes. Estamos viendo cómo repercuten en el rendimiento mental de los niños o en general de quienes enseñan y aprenden. Son nuevas construcciones que incorporan además en sus diseños las reacciones emocionales que se experimentan cuando se entra en ellas: te hacen sentir bien y consecuentemente aprender mejor (colegios) o recuperarse mejor de una enfermedad (hospitales).
¿Cómo aprende el cerebro de un niño?
Depende mucho de la edad y de una miríada de factores, sobre todo emocionales. Pero en su mecanismo cerebral básico todo el mundo aprende y memoriza de la misma manera: cambiando el cableado cerebral resultado de ese proceso. Es decir, cambiando las conexiones sinápticas de las neuronas.
Si es cierto que sin emoción, no hay aprendizaje ¿No deberíamos preocuparnos más por encontrar ese estímulo emotivo?
De eso trata precisamente la nueva Neuroeducación. Neuroeducación y estímulos que van más allá de los niños, jóvenes o adultos. Estímulos que alcanzan ese largo período de vida que es el envejecimiento y en el que, sin duda, el ser humano debe seguir aprendiendo y memorizando. En este contexto me permito recomendar el libro Ser viejo no es estar muerto: La emoción como sentido a una larga vida humana (Alianza. Madrid, 2017).
¿A todos los niños se les puede despertar la emoción de la misma forma?
La variabilidad es enorme. Cada ser humano, niño, joven, adulto o viejo es diferente. Pero la contestación en su formulación más básica es que sí. Y la respuesta a esto último recae en la curiosidad. Haga usted verdaderamente curioso lo que enseña y verá que todos los niños le prestan atención y tras ello encontrará la respuesta que busca.
¿Cómo gestionamos entonces una aula con veintipico niños a los que hay que emocionar permanentemente?
Lo repito: haciendo curioso lo que se enseña. Dividiendo los tiempos de la enseñanza en períodos cortos. A esto último se le llama tiempos atencionales.
Habitualmente introduce el término de neuroeducador… ¿qué funciones y roles debe desarrollar esta figura?
El neuroeducador será una persona entrenada con una perspectiva interdisciplinar, capaz de hacer de puente entre los conocimientos acerca de cómo funciona el cerebro y la enseñanza de los maestros.
Siempre pregona precaución a la hora de aplicar los descubrimientos de la neurociencia en la educación. Usted, ¿Por dónde empezaría a hacer cambios en el sistema educativo español?
Hay problemas en la transmisión de conocimientos de la neurociencia a los maestros. Y esto muchas veces genera neuromitos. Ello nos lleva al cuidado con el que se deben transmitir estos conocimientos. Y esto también, a su vez, a preparar mucho mejor a los maestros. El maestro debe ser la joya de la corona de un país. De él depende, en contacto y en consonancia con la familia, los ciudadanos que vaya a tener un país. Sobre todo en esa nueva (y de siempre) enseñanza en valores y normas.
¿La neuroeducación puede también ser de utilidad en la educación de los niños y niñas con necesidades educativas especiales?
Sí. Y si me apura, quizá de un modo todavía más sobresaliente.
A los docentes interesados en el tema, ¿que les recomendaría leer?
El libro Neuroeducación: Solo se puede aprender aquello que se ama (Alianza. Madrid, 2017). Es un resumen breve que pone en perspectiva toda esta temática.
Si te ha gustado la entrevista a Francisco Mora, no te pierdas la de Jesús C. Guillén: “Aprender puede ser difícil, pero desaprender lo es mucho más”.